Eran las
tres de la tarde cuando el comandante me informó de algo que todos
ya nos imaginábamos:tendríamos que luchar. En otros tiempos nuestro
reino fue uno de los más poderosos y cultos del continente,incluso
se hizo llamar imperio,pero ahora eso no es más que un vago
recuerdo histórico que únicamente rememoran los ancianos,para los
demás sólo es una leyenda de una época en la que muchos hubiéramos
deseado vivir,pero nos tocó esta y debemos aceptarlo con
resignación.
Ahora todo son
guerras,hambrunas y todo tipo de desastres. Eso es el pan de cada
día,pero aquel fatídico año de 3237 cometimos un error que puso en
jaque nuestra independencia. Algunos soldados entraron en el reino
vecino de Ramán y saquearon varios pueblos fronterizos,encima por
placer,sin orden alguna de nadie. Aprovecharon esto,como solían
hacer,porque les gustaba sacarnos dinero y tierras cada vez que
podía,acusándonos siempre de algo,fuera cierto o no(aunque en este
caso sí).
En aquel
entonces era solamente un general de una pequeña guarnición de poco
más que 100 hombres,de un pueblo no conocía nadie,aunque tenía una
relativa importancia en su comarca. El comandante,Bornie se
llamaba,me pidió que fuera con mi tropa a una batalla contra los
ramanos,que me permitiría estar a mí y a los míos en primera
línea,pero preferí responderle que le sería más útil en la
reserva,por si salían mal las cosas y nuestro ejército era
aniquilado.
Bornie accedió
y me despidió,no obstante cuando iba a salir de la sala en la que
estábamos reunidos me llamó y me dijo que por si eran derrotados y
él moría no olvidara cuidar a su hijo. El comandante Bornie era un
buen amigo mío,a pesar de estar en la alta esfera militar. Nos dimos
un fraternal abrazo y me fui,temiendo que fuera la última vez que lo
viera en vida.
Salí del
castillo de Bornie con mi escolta en dirección a Oropelanas,el
pequeño pueblo a mi cargo. Informé a mis hombres de mi situación y
estos quedaron sorprendidos,pero nada más. Entonces fui a mi
fortaleza y descansé algunos días,pidiendo a todos los mensajeros y
mercaderes que me informaran de cómo iba el ejército que habíamos
mandado contra los ramanos comandado por Bornie.
Sin embargo no
supe nada hasta que un mensajero vino cabalgando deprisa.
Asustado,pregunté qué nuevas traía,pero este estaba agotado.
Después de descansar un poco,me dijo que el ejército había sido
destrozado. Fue un duro golpe,tanto por la suerte de Bornie como que
la mayoría de los soldados disponibles habían ido a la batalla.
Fui a la
capital a hablar con nuestro rey y los generales que aún quedaban
con vida. Se sentía la pesadumbre en la sala y el rey con un gesto
me invitó a sentarme. Estábamos reunidos con él 5 generales,la
mayoría desconocidos. El rey habló sobre la batalla. Al parecer
todos los nuestros habían muerto o habían sido hechos prisioneros.
Pregunté por Bornie pero nadie sabía de él. El monarca me informó
solemnemente que yo sería el comandante del ejército que intentaría
por segunda y última vez detener a esos bárbaros. Me quedé sin
habla,pero juré mi cargo y el rey nos despidió.
Decidí que lo
mejor era reunir a todos los hombres que pudieran luchar,y entre
estos y los soldados que quedaban la cifra de la tropa rondaba los
5000,que era humilde comparado con la del ejército ramano,que
disponía del triple. Decidimos entre el nuevo Alto Mando militar que
la única posibilidad de ganar era haciéndoles una emboscada.
El ejército
de Ramán se dirigía a la capital del reino,y por suerte para
nosotros descubrimos que tendrían que pasar por un desfiladero en
los Montes Nesor,único camino para llegar desde Ramán a nuestras
tierra.
Llegamos al
lugar y dispuse el ejército y las armas de manera que fuera una
emboscada eficaz. Al día siguiente el la tropa ramana pasó. Ordené
que todos estuvieran en silencio. Los ramanos no se lo esperaban.
Iban hablando
de su reciente victoria cuando gigantescas piedras seguidas de una
lluvia de flechas les cayeron encima. Aprovechando la estupefacción
del enemigo mandé a la infantería bajar y matar a todos ellos.
Sorprendidos
por la emboscada,no supieron reaccionar hasta que habían sufrido
cuantiosas bajas. Sus líderes decidieron retirarse de aquel lugar
desdichado. En la retirada además le infligimos muchas bajas aún.
Su ejército quedó al finalizar la lucha con un número similar de
soldados(5000).
El Rey de
Ramán entró en cólera,pero asustado por aquello,decidió hacer la
paz,pagándonos ellos por primera vez en incontables años una
altísima suma de dinero. A mí me condecoraron con la Medalla
Conmemorativa del Desfiladero de los Nesor y me ascendieron a
Comandante del Ejército,así como a general del ejército más
importante de nuestro reino. En cuanto a Bornie,por suerte sólo fue
hecho prisionero y volvió poco después de la paz.
Aunque no
hemos recuperado la gloria de antaño,ahora de nuevo volvemos a ser
respetados,y a mi pueblo no deja de llegar gente de todas partes...
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