martes, 5 de mayo de 2015

LA ÚLTIMA BATALLA de Javier Fernández Simón



Eran las tres de la tarde cuando el comandante me informó de algo que todos ya nos imaginábamos:tendríamos que luchar. En otros tiempos nuestro reino fue uno de los más poderosos y cultos del continente,incluso se hizo llamar imperio,pero ahora eso no es más que un vago recuerdo histórico que únicamente rememoran los ancianos,para los demás sólo es una leyenda de una época en la que muchos hubiéramos deseado vivir,pero nos tocó esta y debemos aceptarlo con resignación.
Ahora todo son guerras,hambrunas y todo tipo de desastres. Eso es el pan de cada día,pero aquel fatídico año de 3237 cometimos un error que puso en jaque nuestra independencia. Algunos soldados entraron en el reino vecino de Ramán y saquearon varios pueblos fronterizos,encima por placer,sin orden alguna de nadie. Aprovecharon esto,como solían hacer,porque les gustaba sacarnos dinero y tierras cada vez que podía,acusándonos siempre de algo,fuera cierto o no(aunque en este caso sí).
En aquel entonces era solamente un general de una pequeña guarnición de poco más que 100 hombres,de un pueblo no conocía nadie,aunque tenía una relativa importancia en su comarca. El comandante,Bornie se llamaba,me pidió que fuera con mi tropa a una batalla contra los ramanos,que me permitiría estar a mí y a los míos en primera línea,pero preferí responderle que le sería más útil en la reserva,por si salían mal las cosas y nuestro ejército era aniquilado.
Bornie accedió y me despidió,no obstante cuando iba a salir de la sala en la que estábamos reunidos me llamó y me dijo que por si eran derrotados y él moría no olvidara cuidar a su hijo. El comandante Bornie era un buen amigo mío,a pesar de estar en la alta esfera militar. Nos dimos un fraternal abrazo y me fui,temiendo que fuera la última vez que lo viera en vida.
Salí del castillo de Bornie con mi escolta en dirección a Oropelanas,el pequeño pueblo a mi cargo. Informé a mis hombres de mi situación y estos quedaron sorprendidos,pero nada más. Entonces fui a mi fortaleza y descansé algunos días,pidiendo a todos los mensajeros y mercaderes que me informaran de cómo iba el ejército que habíamos mandado contra los ramanos comandado por Bornie.


Sin embargo no supe nada hasta que un mensajero vino cabalgando deprisa. Asustado,pregunté qué nuevas traía,pero este estaba agotado. Después de descansar un poco,me dijo que el ejército había sido destrozado. Fue un duro golpe,tanto por la suerte de Bornie como que la mayoría de los soldados disponibles habían ido a la batalla.
Fui a la capital a hablar con nuestro rey y los generales que aún quedaban con vida. Se sentía la pesadumbre en la sala y el rey con un gesto me invitó a sentarme. Estábamos reunidos con él 5 generales,la mayoría desconocidos. El rey habló sobre la batalla. Al parecer todos los nuestros habían muerto o habían sido hechos prisioneros. Pregunté por Bornie pero nadie sabía de él. El monarca me informó solemnemente que yo sería el comandante del ejército que intentaría por segunda y última vez detener a esos bárbaros. Me quedé sin habla,pero juré mi cargo y el rey nos despidió.




Decidí que lo mejor era reunir a todos los hombres que pudieran luchar,y entre estos y los soldados que quedaban la cifra de la tropa rondaba los 5000,que era humilde comparado con la del ejército ramano,que disponía del triple. Decidimos entre el nuevo Alto Mando militar que la única posibilidad de ganar era haciéndoles una emboscada.
El ejército de Ramán se dirigía a la capital del reino,y por suerte para nosotros descubrimos que tendrían que pasar por un desfiladero en los Montes Nesor,único camino para llegar desde Ramán a nuestras tierra.
Llegamos al lugar y dispuse el ejército y las armas de manera que fuera una emboscada eficaz. Al día siguiente el la tropa ramana pasó. Ordené que todos estuvieran en silencio. Los ramanos no se lo esperaban.
Iban hablando de su reciente victoria cuando gigantescas piedras seguidas de una lluvia de flechas les cayeron encima. Aprovechando la estupefacción del enemigo mandé a la infantería bajar y matar a todos ellos.
Sorprendidos por la emboscada,no supieron reaccionar hasta que habían sufrido cuantiosas bajas. Sus líderes decidieron retirarse de aquel lugar desdichado. En la retirada además le infligimos muchas bajas aún. Su ejército quedó al finalizar la lucha con un número similar de soldados(5000).
El Rey de Ramán entró en cólera,pero asustado por aquello,decidió hacer la paz,pagándonos ellos por primera vez en incontables años una altísima suma de dinero. A mí me condecoraron con la Medalla Conmemorativa del Desfiladero de los Nesor y me ascendieron a Comandante del Ejército,así como a general del ejército más importante de nuestro reino. En cuanto a Bornie,por suerte sólo fue hecho prisionero y volvió poco después de la paz.
Aunque no hemos recuperado la gloria de antaño,ahora de nuevo volvemos a ser respetados,y a mi pueblo no deja de llegar gente de todas partes...


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