lunes, 25 de mayo de 2015

VARIACIONES SOBRE LA NARIZ de Nikolai Gogol

Los alumnos de 2ºA-B bilingüe han escogido los relatos de tres alumnos de entre los 31 que forman la clase en los que proponen diferentes y originales finales para el relato La Nariz del escritor Nikolai Gogol. Los elegidos son:

El problema de la nariz era muy fácil , tan solo se la puso a Voldemort y todos tan felices porque así Harry Potter no se metía con él por no tener nariz aunque se lo merecía por haber matado a sus padres, pero en fin, con el dinero que ganó Kovalez al venderle la nariz pues se compró una casa y un coche. Años más tarde se casó con Nuria y tuvieron dos hijos llamados Kovuria y Nuralev. Él fue listo y guardó el dinero en el banco. A veces quedaba con su gran amigo Voldemort ya que gracias a la venta de la nariz había resuelto su vida.
                                                                                                        Eva Rezette

Cuando el mayor Kovalev recibió su nariz de las manos del policía, estuvo pensado en como volver a pegarla en su sitio. Probó muchas cosas, intentó pegársela con pegamento pero se caía e intentó coserla él mismo pero no lo consiguió. Él estuvo hablando con sus amigos de como podía volver a pegarla, algunos le daban remedios caseros, pero uno le recomendó un médico muy bueno.
Kovalev fue a ver al médico para que le pegara la nariz. Al llegar a la consulta, el médico le atendió pero le dijo que era imposible volver a pegar la nariz.
                                                                                                        Víctor González López 

Kovalev una vez ya en casa decidió una forma para pegarse la nariz.
- Ya está, iré al supermercado y compraré pegamento fuerte.
Una vez ya en la tienda...
- Perdone, ¿podría decirme dónde está el pegamento fuerte?
- Sí, claro. Tercera fila, a la derecha.
Kovalev pensó que ya que estaba allí podría comprar unas frutas.
Su nariz aprovechó ese despiste y se escapó...
- Aquí está, un kilo de plátanos, bueno, voy apor el pegamento.
Una vez ya en la caja...
- ¿Qué hay aquí? ¡Es mi nariz! ¿Qué hace en la bolsa de los plátanos?
Kovalev se guardó la nariz y ya en casa...
- Vale, ahora una buena cantidad de pegamento.
Kovalev se pegó muy bien la nariz y ya no tuvo opción de escaparse.
                                                                                                             Alonso Soler Alonso 

jueves, 7 de mayo de 2015

LA PARADA INFINITA de Cristina Prieto Sánchez



Corrió hacia la parada con la esperanza de que se hubiese retrasado. Pero cuando llegó el autobús ya se perdía al final de la calle. Le había vuelto a pasar… El próximo tardaría 45 minutos en llegar. Esta vez su madre sí se enfadaría, era la comida familiar: primas, tíos, sobrinas y abuelos; se reunían todos una vez al año. Por lo que le envió un mensaje para no tener que lidiar con su enfado.
Había una señora mayor que esperaba sentada. La miró y se sonrieron. Le extraño que no hubiese cogido el autobús, solo uno recorría aquella zona. Para matar el tiempo, se sentó junto a ella y comenzó a leer un pequeño libro que llevaba consigo. La señora apenas se movía, solo de vez en cuando miraba de un lado a otro y cuando Lucía levantaba la vista se volvían a sonreír. Aquella actitud le sorprendió, la mujer esperaba paciente al autobús. Solo esperaba. Al fin llegó y Lucía sacó su tarjeta, pero ella no se movió. Sorprendida, una vez más, se limitó a despedirse. Durante el trayecto pensó en aquella extraña señora, quizás estuviese esperando a alguien o sufriese alguna enfermedad. Debía de dejar de buscar una  historia apasionante tras todo lo que le rodeaba.
Cuando llegó se disculpó de su tardanza y se unió a los asistentes. Su madre supo disimular su enfado, aquel no era lugar ni el momento. Lucía nunca había entendido el sentido de aquellas reuniones. Con algunos de los presentes no tenía ninguna relación y se limitaba a saludarlos de manera cordial. Y con el resto intercambiaba palabras vacías sobre aquello y lo de más allá. Le recordaban bastante a las cenas burguesas o aristocráticas, de las que tanto había leído en sus libros, en las que todos lucían sus más bellas galas y los elogios rebosaban como las copas de champán. Ese mar de apariencias lo presidía el patriarca, siempre tan notable en las ceremonias.
 Al cabo de unas horas empezaron a despedirse y ella cogió el autobús de vuelta. Al bajarse encontró a la mujer tal y como la dejó. Parecía que no hubiese pasado el tiempo. Preocupada, se acerco y le dijo.
-Disculpe, ¿necesita ayuda?
-No, tranquila, estoy bien- respondió ella con su benevolente sonrisa.
-¿A qué o a quién espera?- preguntó impulsada por la curiosidad.
-Yo hace tiempo que deje de esperar. Me limito a recordar lo que esperaba, a descubrir que lo hacía tan importante- volvió a responder.
Intrigada por aquella misteriosa mujer se sentó a su lado y siguió preguntándole:
-Y, ¿qué recuerda?
-Tantas cosas… más de las que pensaba-dijo suspirando.
Lucía no supo que responder. Sentía que debía dejarle intimidad pero no quería irse. Entonces la mujer comenzó a hablar.
-¿Sabes a lo que nos dedicamos los humanos? A esperar, eso hacemos durante toda nuestra vida. Dejamos pasar el tiempo rellenado las esperas- hizo una pausa- Toda espera anterior siempre fue mejor que la presente y la futura superará todas las anteriores. Soñamos con que está sea más amena, más tranquila. Pero luego la cubrimos con toda clase de adornos, engañándonos. Queremos creer que no esperamos, que aprovechamos nuestro escaso tiempo. Sin embargo, sí que lo hacemos… y cuando nos damos cuenta que esperamos, nos desesperamos. Nuestra consciencia se rebela contra nuestra inconsciencia cuando descubre lo que hay en ella. Espera y más espera- cogió aire y continuó- Solo somos conscientes de que esperamos cuando nos vemos obligados a hacerlo. Aunque esperemos andando, conduciendo, durmiendo o comiendo.  Hay personas que tienen claro lo que esperan, otras no lo saben y algunas lo olvidaron. Pero todas esperan… menos yo que decidí dejar de hacerlo- concluyó su monólogo.
-Quiere decir que en vez de perseguir aquello que anhelamos nos quedamos quietos esperando a que venga a nosotros- resumió intentando comprenderla.
-Cada cual lucha más o menos por lo que quiere, aparte de eso me refiero que aunque alcancemos nuestras metas, siempre esperamos más y más. Incluso cuando la espera está a punto de acabarse soñamos con seguir esperando- dijo la señora.
-Porque somos inconformistas…-afirmó decepcionada- En cualquier caso, si usted ha dejado de esperar ¿Por qué  está aquí sentada y no va por aquello que esperaba?- volvió a preguntar Lucía.
-Porque es tarde… ¿Has escuchado eso de que el tiempo pone las cosas en su sitio?- dijo la señora.
Asintió.
-Pues es mentira, solo las aleja… y al final nos resignamos a aceptarlas- desveló.
-¿Cuándo se considera que es demasiado tarde?- preguntó con creciente interés.
Y esta vez fue la mujer quién no supo que decir.
-No lo sé- dijo al final.
-Yo creo que hasta que no morimos- respondió ella.
-Bueno eres joven, es normal que pienses eso. En la juventud todos nos sentimos inmortales capaces de hacer grandes cosas, pero con el tiempo cuando vemos frustrados nuestros deseos, el futuro se ve de otro modo- dijo intentando despertar a la joven.
-Siempre igual, los niños ¡qué inocentes!, los jóvenes ¡qué incrédulos! y los adultos ¡qué sabios! A ver… no digo que no sea así, pero ni tanto ni tan poco. Todos deberíamos sacar lo mejor del resto- se defendió Lucía.
-Sí, supongo…- dijo dándole la razón.
Llegó el silencio, un silencio consentido y necesario. Había que saborear todas aquellas palabras lentamente para su disfrute y continuidad.
-En definitiva, no se trata de no esperar. Las esperas muchas veces son precisas. Sin embargo, tienen que ser como un impulso para pasar al siguiente capítulo y no excusas que rellenen hojas vacías- reflexionó la señora deshaciendo el silencio.
-Sobre todo tienen que ser conscientes…-completó Lucía aquella conclusión.
La noche caía sobre ellas. Una noche sin luna, estrellas, ni nubles solo el cielo infinito. Una noche más que ya se iba para no volver.
Allí estaban, asimilando aún lo sucedido, cuando paró el último autobús. La puerta se abrió  y  el conductor miró por el espejo esperando su entrada. Una sonrisa se dibujo en sus rostros y tras una cómplice mirada cogieron ese autobús. Un autobús sin retorno, con sus paradas y pinchazos, y con un rumbo aún bastante incierto. Pero con un emergente trayecto y entusiasmados destinos. Por fin, el camino se despejaba para empezar a transitarlo.


martes, 5 de mayo de 2015

PARA HADES DE AFRODITA de María Morales Plaza

Querido Hades:

La verdad ha sido destapada. Sé por fuentes de confianza que los demás dioses ya han sido informados y que van a imponer "justicia" de forma que ellos creen que es correcta.
Te mando esta carta como despedida, pues estoy absolutamente segura de me encontrarán dentro de poco.
Siempre has sido y serás mi verdadero amor.
Sé que después de leer esto, querrás buscarme y que incluso serías capaz de entregarte para que me dejen libre a mí, sin embargo, te voy a pedir que ni lo intentes, porque ya será demasiado tarde y yo ya habré sufrido el castigo divino.
La luz y la oscuridad, el fuego y el hielo, el bien y el mal; todas son metáforas de nuestro amor, pues son elementos que la gente cree que no deben estar juntos.
Mas, mi único deseo es que jamás me olvides, que mi recuerdo te siga allá donde vayas.
Seré la estrella que ilumine tu camino en la oscuridad, así que no temas, pues algún día, podremos alcanzar la felicidad que merecemos en el camino a lo eterno.
                                                                                        Tuya,
                                                                                                Afrodita

LA ÚLTIMA BATALLA de Javier Fernández Simón



Eran las tres de la tarde cuando el comandante me informó de algo que todos ya nos imaginábamos:tendríamos que luchar. En otros tiempos nuestro reino fue uno de los más poderosos y cultos del continente,incluso se hizo llamar imperio,pero ahora eso no es más que un vago recuerdo histórico que únicamente rememoran los ancianos,para los demás sólo es una leyenda de una época en la que muchos hubiéramos deseado vivir,pero nos tocó esta y debemos aceptarlo con resignación.
Ahora todo son guerras,hambrunas y todo tipo de desastres. Eso es el pan de cada día,pero aquel fatídico año de 3237 cometimos un error que puso en jaque nuestra independencia. Algunos soldados entraron en el reino vecino de Ramán y saquearon varios pueblos fronterizos,encima por placer,sin orden alguna de nadie. Aprovecharon esto,como solían hacer,porque les gustaba sacarnos dinero y tierras cada vez que podía,acusándonos siempre de algo,fuera cierto o no(aunque en este caso sí).
En aquel entonces era solamente un general de una pequeña guarnición de poco más que 100 hombres,de un pueblo no conocía nadie,aunque tenía una relativa importancia en su comarca. El comandante,Bornie se llamaba,me pidió que fuera con mi tropa a una batalla contra los ramanos,que me permitiría estar a mí y a los míos en primera línea,pero preferí responderle que le sería más útil en la reserva,por si salían mal las cosas y nuestro ejército era aniquilado.
Bornie accedió y me despidió,no obstante cuando iba a salir de la sala en la que estábamos reunidos me llamó y me dijo que por si eran derrotados y él moría no olvidara cuidar a su hijo. El comandante Bornie era un buen amigo mío,a pesar de estar en la alta esfera militar. Nos dimos un fraternal abrazo y me fui,temiendo que fuera la última vez que lo viera en vida.
Salí del castillo de Bornie con mi escolta en dirección a Oropelanas,el pequeño pueblo a mi cargo. Informé a mis hombres de mi situación y estos quedaron sorprendidos,pero nada más. Entonces fui a mi fortaleza y descansé algunos días,pidiendo a todos los mensajeros y mercaderes que me informaran de cómo iba el ejército que habíamos mandado contra los ramanos comandado por Bornie.


Sin embargo no supe nada hasta que un mensajero vino cabalgando deprisa. Asustado,pregunté qué nuevas traía,pero este estaba agotado. Después de descansar un poco,me dijo que el ejército había sido destrozado. Fue un duro golpe,tanto por la suerte de Bornie como que la mayoría de los soldados disponibles habían ido a la batalla.
Fui a la capital a hablar con nuestro rey y los generales que aún quedaban con vida. Se sentía la pesadumbre en la sala y el rey con un gesto me invitó a sentarme. Estábamos reunidos con él 5 generales,la mayoría desconocidos. El rey habló sobre la batalla. Al parecer todos los nuestros habían muerto o habían sido hechos prisioneros. Pregunté por Bornie pero nadie sabía de él. El monarca me informó solemnemente que yo sería el comandante del ejército que intentaría por segunda y última vez detener a esos bárbaros. Me quedé sin habla,pero juré mi cargo y el rey nos despidió.




Decidí que lo mejor era reunir a todos los hombres que pudieran luchar,y entre estos y los soldados que quedaban la cifra de la tropa rondaba los 5000,que era humilde comparado con la del ejército ramano,que disponía del triple. Decidimos entre el nuevo Alto Mando militar que la única posibilidad de ganar era haciéndoles una emboscada.
El ejército de Ramán se dirigía a la capital del reino,y por suerte para nosotros descubrimos que tendrían que pasar por un desfiladero en los Montes Nesor,único camino para llegar desde Ramán a nuestras tierra.
Llegamos al lugar y dispuse el ejército y las armas de manera que fuera una emboscada eficaz. Al día siguiente el la tropa ramana pasó. Ordené que todos estuvieran en silencio. Los ramanos no se lo esperaban.
Iban hablando de su reciente victoria cuando gigantescas piedras seguidas de una lluvia de flechas les cayeron encima. Aprovechando la estupefacción del enemigo mandé a la infantería bajar y matar a todos ellos.
Sorprendidos por la emboscada,no supieron reaccionar hasta que habían sufrido cuantiosas bajas. Sus líderes decidieron retirarse de aquel lugar desdichado. En la retirada además le infligimos muchas bajas aún. Su ejército quedó al finalizar la lucha con un número similar de soldados(5000).
El Rey de Ramán entró en cólera,pero asustado por aquello,decidió hacer la paz,pagándonos ellos por primera vez en incontables años una altísima suma de dinero. A mí me condecoraron con la Medalla Conmemorativa del Desfiladero de los Nesor y me ascendieron a Comandante del Ejército,así como a general del ejército más importante de nuestro reino. En cuanto a Bornie,por suerte sólo fue hecho prisionero y volvió poco después de la paz.
Aunque no hemos recuperado la gloria de antaño,ahora de nuevo volvemos a ser respetados,y a mi pueblo no deja de llegar gente de todas partes...


PALMARÉS 2015

Este jueves 30 de abril tuvo lugar dentro de los actos de celebración del  Día de Convivencia del Centro, la entrega de premios de los concursos literarios de este curso. Los galardonados recibieron su premio de manos de la directora, Doña María del Mar Sierra. Aquí os dejamos el palmarés. ¡Felicidades a los ganadores!

Premio Cuento de Navidad:
1º ciclo: Javier Fernández Simón. 2ºB
2º ciclo: Pablo Martínez Guillén. 4ºA
Bachillerato: Cristina Prieto Sánchez. 1º B

Premio Relatos, cartas y poemas de amor
ESO: María Morales Plaza. 2ºB
Bachillerato: Joaquín Casado Palenzuela. 1º A

Durante estos días iremos publicando los relatos ganadores.