lunes, 24 de marzo de 2014

PLATERO

Se cumplen cien años desde que ese burrillo pequeño peludo y suave se diese a conocer de mano de su dueño Juan Ramón Jiménez. Algunos alumnos de primero le han realizado un pequeño homenaje escribiendo un capítulo apócrifo en el que cuentan nuevas historias de él. Aquí las dejo numeradas. Os ruego que señaléis cuál es la que más os ha gustado dejando en los comentarios simplemente el número correspondiente:



1. PLATERO ENAMORADO
Platero no había visto una burra tan hermosa como Platera. Platero, enamorado, se acercó a ella. Platera saludó rebuznando -¡Ay, Platero, parece que te has enamorado!- No te vayas, no me dejes, Platero.
2. PLATERO LIBRE.
Platero se escapó. Iba al campo y de un árbol cogió unas naranjas. Juan Ramón Jiménez vio que no estaba, y como sabía que a Platero le gustaba el campo fue hacia el campo y vio a Platero comiendo naranjas.
Al día siguiente J. R. J. vio a Platero acostado y es que estaba malo de las naranjas que se había comido el día anterior, y ya no comió más naranjas del campo.
3. LA MANZANA
Platero estaba tumbado bajo un manzano  muy hermoso en el que quedaba una manzana. Platero la vio, con deseo fue a por ella, pero no la pudo coger. Yo se la cogí y él se puso muy contento, pero entonces cogió la manzana y salió corriendo. Yo me quedé esperándolo y cuando volvió me di cuenta de que llevaba una pata mal... ¡Se había clavado un pincho! Cuando se lo quité él lloró y conmigo se consoló.
4. PLATERO Y SU NUEVA AMISTAD
Una mañana Platero salió a beber agua al río; cuando llegó se llevó una gran sorpresa: junto al río había un burrito desconocido. Platero se acercó, el burrito era muy simpático y Platero y él se hicieron amigos. Platero todos los días iba al río a jugar con su amigo.
Así pasaron días hasta que Platero y él se volvieron como hermanos. Todos los días a la misma hora en el mismo lugar, todos los días.
5. LA SOLEDAD
Un día, en pleno mes de verano, Juan Ramón decidió salir al campo para que le diese el aire, entonces vio a Platero tumbado bajo la fresca sombra de un olivo. Parecía tener cara de aburrido, cansado, sin ganas de moverse. Entonces, Juan Ramón se acercó a él, se arrodilló y le dijo al oído:
-¿Qué te ocurre?
Platero ni se movió. Se sentía solo, necesitaba alguien más con quien jugar, compartir sus aventuras, pasear... Pero Juan Ramón Jiménez lo sabía, lo conocía desde hacía mucho tiempo. Conocía el significado de cada uno de los gestos de Platero.
Por eso Juan Ramón Jiménez salió de la ciudad para buscarle a Platero un amigo.Llevaba tres días andando, pensaba volver, pero en el último momento vio a un caballo fuerte y robusto tirado sobre la espesa hierba del monte. Cuando se acercó el caballo gritó, por eso Juan Ramón ralentizó el paso. Cuando llegó a él vio que estaba herido, así que le dio de comer, le dio agua y le curó la herida. Dos o tres horas después el caballo cogió cariño a Juan Ramón. Entonces Juan Ramón lo aprovechó, lo montó y volvió al campo en busca de Platero. Cuando llegó, Platero aún seguí a ahí, bajo la sombra de un olivo, y unos segundos después, cuando Platero vio al caballo, se levantó poco a poco, se acercó a él, lo olió y corrió en señal de que quería jugar con él. Lo último que se vio es que el caballo lo siguió.
6.PLATERO Y PALOMA
Un día Platero fue a dar una vuelta por el campo y se encontró a una burra llamada Paloma. Paloma estaba comiendo en una higuera, Platero con vergüenza se puso a comer él también. Ella lo miró y a él se le puso el corazón a cien. Platero sin pensarlo se puso a su lado y Paloma se acercaba cada vez más.
De repente aparece un burro llamado Trueno, que se interpuso entre los dos. Paloma se alejaba de él y Platero se puso triste, hasta que se hartó y se puso al lado de Paloma. Al final Platero y Paloma se hicieron novios, Platero fue padre y Paloma fue madre, tuvieron tres hijos: el primero se llamaba Bartolo y era muy juguetón, la segunda se llamaba Margarita y era muy traviesa y el tercero se llamaba Rufino y era muy bueno.
7. PLATERO SE BAÑA POR PRIMERA VEZ
Platero era un burrito muy pequeñito, un día estaba rebozándose en el barro cuando su dueño lo llamó. El fue corriendo y se abalanzó sobre el hombrecillo. El hombre le dijo: Platero, vamos a darnos un baño. El burrito se sentó como extrañado al ver la esponja, el jabón y el jarro con agua. Él muy quietecito, y cuando se acercaba  dio un paso atrás. Por fin, después de un buen rato lo amarraron, le echaron la espuma, lo frotaron y le echaron el agua. Al final le gustó, se sentó y se sacudió y relamió a su dueño en agradecimiento. No fue muy difícil el bañarlo, la verdad.
8. MI PEQUEÑO BURRITO COMIENDO MANZANAS
La primera vez que vi a Platero comiendo manzanas fue cuando un serio y buen hombre del pueblo le ofreció una. Nunca se me había ocurrido darle una manzana.Yo le daba unas maravillosas brevas que a él le encantaban. Ese día conocí una cosa que no sabía de Platero. Estaba contento, sus ojos pasaron de ser grandes platos duros a unos ojos tiernos como el algodón. Y es así que creo que las manzanas son su fruta favorita. Ahora, cuando veo una manzana me acuerdo de ese día tan especial para él.
9. PLATERO CONOCE A UNA BURRA
Un día Platero iba paseando por el campo con su dueño y vio una burra y se enamoró. Un día por la noche, mientras su dueño dormía, Platero se escapó de su establo para estar con la burra y conocerse.
Al día siguiente el dueño vio que Platero estaba con u na burra y estaba abandonada y se la quedó. A la burra la llamó Platera, y con el paso del tiempo la burra se quedó embarazada. Un buen día el dueño escuchó ruido y fue al establo y vio que Platera había tenido hijos.
10. PLATERO SE BAÑA EN EL RÍO
Platero y yo íbamos al pueblo cuando siguiendo con un trotecillo alegre a las mariposas amarillas como nubes se lanzó al río a jugar con el agua añil, y feliz parecía que sonreía con esa boquilla que acariciaba el agua alegremente. Aquella tarde anaranjada hacía ver sus brillantes ojos negros y con la luna cerca partimos de nuevo a casa.
 11.PLATERO Y SU AMIGO
Una tarde, mientras paseaba con su amigo Platero, se encontraron con un burro. Me bajé mientras Platero jugaba con él y fui a coger agua al río y me di cuenta de que una enorme amistad había aflorado entre Platero y aquel burro, pero duraría poco. El dueño se acercó al burro y lo cargó de leña y le preguntó al hombre cuándo pasaba por aquí a lo que contestó: todos los días a coger leña. Y yo todas las tardes pasaba por allí para que Platero jugara con el otro burro.
12. UN SUEÑO MÁGICO
 Un día Platero iba andando por el campo y se encontró a un niño, el niño se asustó y Platero se acercó. El niño no sabía de quién era y se acercó más y más al burro, y el niño ya no tenía miedo. Luego se fueron al pueblo para buscar al dueño del burrito, pero el burrito no quería separarse del niño porque le cayó muy bien. Más tarde, el niño tenía que volver a su casa y Platero no quiso. Cuando el niño iba a su casa se encontró con el dueño de Platero y el burrito se puso triste y se despidieron, pero a lo mejor se encontraban de nuevo.
13. BLANCO COMO LA NIEVE
Platero y yo vivíamos en un pueblecito de las montañas, un cálido día se estaba acabando mientras llegaba el invierno, el otoño se iba, las vacas pastaban en el prado mientras los vaqueros las preparaban para el invierno. Platero y yo paseábamos por los caminos mientras los niños nos perseguían. Al día siguiente estaba nevando y los caminillos estaban ocupados por la blanca nieve. Platero no quería salir por el frío que hacía, tenía que buscar la solución y fui a buscar al costurero de la ciudad. Le pedí una camiseta adecuada para mi Platero y unas botas chicas calentitas. Platero se puso de acuerdo y quiso salir. Una vez fuera se sentía muy a gusto. Los niños venían por detrás con sus bufandas y sus trajecillos.
14. PLATERO SE ENAMORA
Platero iba paseando por la playa, de repente vio a una burrita, se acercó a conocerla. La burrita se llama Pepa, estuvieron paseando y hablando y se gustaron. Llegó el anochecer y Platero le pidió salir. Pasaron un año y tuvieron dos hijos: el primero se llama Eustaquio y la segunda se llama Cecilia. Fueron muy felices.
15. SU PRIMER AMIGO
Yo iba con Platero por el campo un sábado por la mañana. Hacía viento, pero el sol brillaba en el horizonte.
A lo lejos vi a Manuel y su Burro, mancho, que venían de coger agua del pozo.
Íbamos tranquilos cuando Mancho corrió hacia nosotros.
Manolo fue detrás, a pararlo, y ya era tarde. Se puso frente a Platero y empezaron a rebuznar entre ellos.
Mancho se fue y Platero tenía un brillo especial en los ojos, era feliz.
16. EL BURRITO GORDITO
El burrito gordito y blandito. Le encantaba comer, se llamaba Platero. Era muy juguetón, parecía un peluchito. Te lo podías llevar donde quisieras, le encantaba el pueblo, ver a gente,  y sobre todo que lo acariciasen. Platero conoció a una burrita pero como era un poco gordito no le gustaba a la burrita. Pero pasó el tiempo y la burrita se iba enamorando de él. la burrita se tuvo que marchar muy lejos por problemas de la familia. Ellos se tuvieron que separar. ellos seguían hablando pero no era la misma amistad. Solo amigos.