OMBLIGO
Nació no importa cuándo y no sé
dónde. El caso es que era una tipa muy normal desde muy pequeña, no era ni
especialmente guapa ni lista ni nada de nada, más bien todo lo contrario. Por
aquella época sería una jovencilla entrando en la pubertad… Bueno, el caso es
que una extravagancia sí que tenía, y es que tenía obsesión por su ombligo.
Cuando estaba con gente no lo solía comentar, pero cuando estaba sola se pasaba todo el rato mirándolo, observándolo. Realmente lo quería muchísimo, no
lo amaba como hace una pareja, sino de forma material, pero muy intensamente.
También tenía el problema de que estos actos no le inquietaban… Pues bueno,
llegó un día en el cual se lo miró tanto, tanto, tanto, tantísimo, que se metió
dentro de él. Sí, así como os lo digo, tras parpadear se encontró encima de una
superficie más o menos rugosa y suave como la piel que se extendía por todas
direcciones, incluyendo unas paredes que cerraban un círculo a su alrededor.
Durante un instante dudó dónde estaba, pero de repente le insurgió, recordó y
comprendió que estaba en su propio ombligo. Se le vino a la cabeza como si
siempre lo hubiera sabido, pero se dio cuenta de que era más bien como si
alguien hubiera implantado esa información en su cabeza; y el mismo ente
extraño le dictó: “No debo moverme; si lo hago, todo el suelo temblará, porque
al hacerlo muevo todo en lo que estoy.” Luego se dio cuenta de que tenía algo
en el ombligo, una especie de cápsula transparente, más bien una especie de
pared que estaba haciendo de techo. Se la tocó con precaución de no mover nada
más y un dedo gigante apareció en el cielo; al verlo, en un principio se asustó;
pero volvió a recordar que era su propio dedo y la voz siguió dictándole: “Esta
pared me protegerá si hay algún problema, así no saldré al exterior. Como era
muy elástica pudo retorcerse hasta asomarse a su ombligo y vio a una mini ella allí dentro. Se sorprendió un
poco y se giró levemente, ese fue su error. Todo el mundo se torció y pudo por
muy poco cogerse de un pequeño pliegue. El ente, enfurecido y cansado, apareció
y le transmitió de forma menos directa, como hablándole en vez de implantarle directamente los conceptos, el siguiente mensaje: “¡Estoy harto de ti! Tú
has podido aguantar seis meses enteros alimentándote de tu entorno, tú misma,
recuperando luego esas pequeñas heridas y llenándote el estómago al mismo
tiempo; y has aguantado todo este tiempo la luz vacía y sin origen de este
cielo, e incluso yo te he tenido que curar en malos momentos diciéndote cómo
hacerlo; pero ahora en estas últimas y larguísimas milésimas de segundo he
tenido que contrarrestar toda la fuerza que has generado al dejarte llevar por
tu enorme y sencillo ladeo. Si suelto ahora empezarás a acelerarte
infinitamente y sabes que esa pared transparente no lo aguanta todo; ya estoy
gastando mis últimas fuerzas en ti, pero no has aguantado lo suficiente, no
tienes ningún futuro, así que adiós, yo ya no cuidaré más de ti.” Este mensaje
lo abarcó la chica en menos de medio segundo. Luego notó un fuerte tirón y pasó
lo que dijo aquella entidad y, tras rebotar acelerándose en las paredes varias
veces, atravesó la pared transparente y salió de su ombligo. En menos de un
segundo vio cómo una ella gigante se alejaba de ella, de allí había venido,
también vio a su mini ella, pero no
se le ocurrió cogerse a sí misma y todas las ellas se alejaron hasta no
verse nada, sólo había un inmenso vacío blanco; tampoco sabía cómo podía
respirar aún no habiendo nada, supuso que tampoco había muerte y simplemente
siguió existiendo allí, o más bien no, ya no existía, porque ya había quedado
aislada de cualquier otro universo cuando el ente extraño la dejó.
PD: Aquella entidad era un maestro de mundos. Si no sabes lo que es, es que no has leído mi documento sobre ellos, son completamente invención mía.
PD: Aquella entidad era un maestro de mundos. Si no sabes lo que es, es que no has leído mi documento sobre ellos, son completamente invención mía.
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