miércoles, 11 de junio de 2014

CUENTO DE NAVIDAD PRIMER CICLO

Como lo prometido es deuda, aquí tenéis el primer premio del Cuento de Navidad correpondiente al primer ciclo, cuya ganadora ha sido, como ya sabéis, Ana Martínez Guillén de 1º B. ¡Enhorabuena, Ana!


                                                           

Su historia

  Somos conocidas por todo el mundo, incluso en los lugares más ocultos y olvidados. Nuestro nombre ha sido pronunciado casi tantas veces como existe el hombre. Nuestra luz, lleva iluminando las oscuras noches, desde el nacimiento de este planeta. Nos han utilizado los marineros, para guiarse en sus viajes, y los astrónomos, que siempre nos están mirando. Nosotros conocemos todas las historias de este diminuto mundo, que comparado con nosotras, solo es una mota de polvo. Hoy os revelamos a ustedes (Los profesores) , una de las mil historias que conocemos... .

  Todo comenzó  en el año 1.924, a principios de la edad contemporánea, en un pequeño pueblo situado cerca de Alaska. El pueblo era un lugar tranquilo y risueño. No había muchos alborotos. L a vida allí era muy simple: Por la mañana a trabajar, al medio día la comida, luego echarse la siesta, por la tarde trabajar un poco más y por último descansar con la familia. En general...un poco aburrida, pero la gente era feliz. Las casas eran ''tipo casita de montaña”, hechas de troncos y tejas. En cada ventana había un jarrón con flores. La plaza del pueblo era un lugar muy común donde los niños iban a jugar.

   Solo tenía un defecto...El viejo señor Nicolás , al que todos llamaban ''el gordinflón'', debido a su gran barriga. Era un hombre ya mayor,  de la tercera edad. Si alguna vez Habéis visto a alguien amargado sabréis como son; Odian la vida y son malos con todo el mundo, normalmente, muy solitarios. Algunos también le llamaban ''loco'', y algo de razón tenían, puesto que había intentado suicidarse. Su historia es muy triste. Trata sobre un engaño que cometió a su mejor amigo amigo, y este por venganza, mató a su familia y le quitó todo lo que tenía, su casa, su dinero..., pero esa es otra historia (y no queremos que os aburráis profesores).

   Como de costumbre el viejo Nicolás se despertaba con dolor de cabeza. Su cuerpo estaba sudoroso y la cama mojada. Poco a poco se incorporó y fue a vestirse. Se puso unas grandes botas, un chaquetón con un cinturón negro y un gorro. Después de desayunar salió a pasear.

   Al cabo de unas horas caminando por un bosque, se dio cuenta de que no conocía esa parte del bosque. Un poco asustado, se sentó en una piedra para reflexionar. Al cabo de un rato, apareció una niña. El hombre la miró. La cara le pareció familiar. Pensó que podía ser -alguna niña despistada del pueblo. Hola...me he perdido...- Dijo casi en susurros.-
-NO ME IMPORTA- Dijo el hombre con tono muy enfadado.-

   La niña asustada, se fue corriendo. El hombre simplemente la ignoró. Entonces de entre los árboles, en vez de salir la niña, salió un pequeño Elfo. El hombre se sobresaltó. Entonces el Elfo empezó a hablar.

-Señor Nicolás, por culpa de su maldad hacia los niños, queda usted castigado, Hasta el fin de sus días, a cumplir que cuando sea el 25 de diciembre le traiga a todos los niños regalos-.

   Nicolás se quedó algo aturdido...No sabía muy bien lo que acababa de ocurrir. De repente su ropa se volvió de color rojo y le creció barba de color blanco. De la nada, aparecieron miles de Elfos, que se lo llevaron al Polo Norte. En el Polo Norte  le obligaron a entrar en una Fábrica. Entonces el mismo Elfo de Antes le contó que si no ayudaba, le echaban de la fábrica, en mitad de la nieve para que se congelase. Al final, Nicolás, decidió que era mejor la fábrica que helarse de frío así, que se quedó con los elfo.
Todo paso tan rápido...

   Pasaron los años y poco a poco Nicolás se fue dulcificando. Ya no estaba amargado y ahora era feliz de darles regalos a los niños. Toda la maldad de su corazón había desaparecido. Además ya no le insultaban. Le decían que era muy bueno y genial. Incluso le llamaban de una forma especial ¡Papá Noel!
 

  by: Josefina Carmen María Pérez Uclés de los amores de mi corazón puro.

 


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