miércoles, 11 de diciembre de 2019

RELATOS DEL DÍA DE LA HISPANIDAD


Relatos realizados en el Taller de escritura creativa dirigido por Elisa García.Lara, profesora del departamento de Lengua Castellana y Literatura, y organizado con motivo del Día de la hispanidad. Concretamente, estos relatos fueron escritos por el alumno Santiago Vallecillo.


Aquellas noticias inspiraban furia en su interior. Había perdido,  no consiguió el poder y eso le distraía. ¿Sabotaje? No era lógico. No tenía las de ganar, pero sí tenía seguidores. O traidores, de acuerdo con los resultados. Cerró el periódico y lo arrojó a las llamas de la hoguera que calentaba la estancia. Preso del odio, se acercó a las cortinas y, arrancándolas, dejó pasar la luz del sol que se tornaba roja por el tinte del cristal. No tenía motivos para disculparse a su familia por los destrozos, pero sí para hacerlos. Perder el poder de manera tan humillante... ¡Inaceptable!
–¿¡Y dónde está mi café!? – bramó al cielo, como si fuese quien tenía la culpa.
Se dirigió al sofá, donde descansaban todas sus pertenencias. Todos sus trajes, copas y coronas. Ya no merecían la existencia, pues su uso desapareció con el éxito. Tampoco merecían morir de forma noble. A la hoguera, como lo demás.
Tanto esfuerzo hubo en mover el sofá para quemarlo que no se percató de la entrada de alguien que no era esbirro suyo. Con una taza china, el sujeto atravesó el salón de estar sigilosamente para dejar el brebaje que previamente había preparado en la mesita que había en el centro de la habitación. Mas no hubo tiempo de huir, sino de esconderse entre las cortinas que aún sobrevivían a la furia del aspirante a dictador.
Habiéndose deshecho del sofá volvió la mirada a la taza de café que descansaba en la mesa.
–¡Por fin! – dijo mientras se dirigía hacia su ansiada bebida.
La tomó y murió al instante.


Brillan incandescentes
o iluminan la mente
tremendos astros llamados
estrellas latentes.



Pieza absurda que menciona otra pieza absurda.

AFRODITA (A) - ¿Zarrapastroso? ¿Qué significa eso?
ACTOR SECUNDARIO (AS) – (Inspira)
A – ¿Niño escupe dados?
AS – (Suspira)
A – Oh, mira, algo interesante. As de las matemáticas diseña una mesa con patas”
AS – (Gruñe)
A – Este periódico no mola. ¿Que yo soy la diosa del amor?
AS – No, pero Afrodita sí es la diosa del amor, como tú.
A – (Se para a pensar) ¿Oíste hablar de esos actores que se volvieron locos por una obra de teatro?
AS – (Levanta la mano y con júbilo irónico) ¡Yo la escribí! Abecedeario, ¿no?
A – ¿De qué hablas? ¿Quién te ha mandado romper la incoherencia?



Tenía la piel pálida. Tampoco estaba bien alimentado. Llevaba la máscara de la tribu pegada a la cara. No se podía deshacer de ella. Imposible. Y la había visto a ella. La vio allí, en aquel templo. Justo en ese exacto lugar. Solo podía significar algo. Le faltaba la vida.
Ella le había dicho que marchase al Volcán del Destino. Pero ya había vuelto a la actividad. El fuego era escupido por la chimenea de fluidos destructores. Difícil era moverse por aquel sendero sinuoso. Aquel sinuoso sendero iluminado por la lava. Por las luces que podrían destruir un pie con un paso en falso. ¡Tampoco había nada que perder!
Difícil fue el paso, pero la llegada, no lejana, fue real. Allí en la cima, fatigado llegó al borde del monte y la vio otra vez. Llevaba su vestido blanco otra vez. Y otra máscara. Él la tomó y escuchó atentamente las instrucciones. Para volver a la vida deberás saltar con la máscara vital.
Él, necio, colocó el accesorio sobre el anterior y saltó. Otra vez más, la muerte había engañado a un tonto.

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